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Un préstamo es un instrumento a través del cual una institución financiera pone a disposición del cliente un monto de dinero determinado definido en un contrato, con el que se adquiere la obligación de devolver el monto en un tiempo determinado.
El contrato establece las comisiones e intereses que el cliente deberá pagar a cambio de recibir el préstamo. La cantidad de dinero prestada se le llama el principal, el interés es el precio que pagas por el préstamo y el periodo de tiempo para devolverlo es el plazo.
Puedes solicitar un préstamo bajo dos modalidades: crédito en cuotas o línea de crédito.
Al momento de solicitar un préstamo, la institución financiera puede ofrecerte una tasa de intereses fija por un plazo determinado o una tasa variable, la cual, según la frecuencia de revisión de tasas de la institución, puede cambiar en cualquier momento.
¿Cuál elegir? Eso va a depender de muchas variables, por ejemplo, no es lo mismo un préstamo a 1 año con tasa fija o variable, que uno a 10 años bajo las mismas premisas. Ya que se está trabajando con un futuro incierto.
En ese sentido, no hay respuestas correctas o incorrectas sobre cuál es mejor. No obstante, se maneja un menor riesgo con la tasa fija, sabes a qué atenerte y planificar en función de ella. Mientras que con la tasa variable, aunque bien es cierto que puede bajar, pero al mismo tiempo puede subir, y esto puede generar distorsión en tu flujo de efectivo personal
Nuestra recomendación es la tasa fija, ya que te permite planificar tu dinero. Toma en cuenta que la variable está sujeta a realidades que no puedes controlar y, aunque no es algo común, pueden presentarse abruptos en las tasas que te pueden afectar con un resultado que no esperas.
Al otorgar un préstamo la institución financiera asume el riesgo de que el cliente no cumpla con la obligación de pagarlo. Dependiendo del riesgo que la institución entiende que está tomando, puede requerir una garantía que aumente la probabilidad de recuperar la deuda en caso de incumplimiento por parte del cliente. Las garantías permitidas más comunes son: garante solidario, vehículos, inmuebles y certificados de depósito.
Es la persona que de manera solidaria ofrece sus bienes o crédito financiero para respaldar la obligación que asume el deudor con el banco.
En otras palabras, el garante es como el candado que protege la casa evitando que entren ladrones. Aunque no es infalible, es eso lo que le permite al banco tener un respaldo en caso de incumplimiento de pago, ya que en dado caso tendrá que asumir la deuda como si fuera suya.
Un certificado de depósito o el balance de una cuenta de ahorro pueden servir como garantía para solicitar un préstamo. Estos préstamos se otorgan en base al monto puesto en garantía y se cobra una tasa de intermediación sobre la tasa de interés que se paga en ese momento por el depósito.
Digamos que abriste un certificado de depósito por el cual te pagan una tasa de interés anual del 6%. Al momento de solicitar un préstamos con el depósito en garantía, la institución financiera pide por ejemplo un 5% por encima de la tasa del depósito, para una tasa final de 11% por el préstamo.
Al menos que busques construir o mejorar tu historial de crédito, tomar este tipo de préstamos no es recomendable, ya que prácticamente le estás pagando por utilizar tu propio dinero.
Son las comisiones que cobran las instituciones financieras por los trámites administrativos que intervienen para otorgar un préstamo, desde la solicitud hasta el desembolso del mismo.
Son las comisiones que cobran las instituciones financieras por los trámites legales requeridos para formalizar un préstamo, como son los honorarios de abogados externos, la redacción de contratos, el registro de garantía, entre otros.
La diferencia primaria está en el propósito y la garantía. El préstamo para vehículo está especializado en adquirir eso y requiere que el vehículo quede como garantía. Mientras que el préstamo hipotecario, aunque no requiere que el propósito sea comprar un inmueble, si requiere que sea garantizado por un inmueble. En cuanto al préstamos personal, estos pueden llegar a obtenerse sin garantía y abarcan una gama de consumo mayor, como adquirir electrodomésticos, consolidar deuda, gastos educativos, viajes, entre otros.
En el caso de los préstamos para vehículos e hipotecarios, por la garantía que exigen, ofrecen condiciones más atractivas, como son menores tasas de interés y mayores plazos.
Estos pueden variar por institución financiera, pero normalmente son estos:
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